Al Límite: El debut de Kirsten en Red Bull Hardline

De Eslovenia a Gales – y una nueva bici

La invitación a Hardline llegó de la nada. Tahnee Seagrave me escribió preguntando si me interesaba competir poco más de una semana después. En ese momento estábamos en Eslovenia en el Flat Out Days — ¡a 22 horas en coche de Gales!
Por el camino hicimos una parada clave en Waldsassen para recoger mi nueva Poacha Pro (talla M). La bici pequeña y juguetona que llevaba hasta entonces era perfecta para saltos y bike parks, pero para la velocidad, la técnica y el aire de Hardline necesitaba algo más estable. Desde las primeras bajadas en Dyfi Bike Park supe que este montaje estaba hecho para el reto.

Primeras impresiones: Caminando el circuito

Ya había visto Hardline en vídeo, pero vivirlo en persona fue otra historia. El track walk fue a la vez inspirador y aterrador.
Unas cuantas cosas me impactaron de inmediato:

Al llegar abajo sentí como si hubiera visto un fantasma. Hardline no era simplemente una versión más grande de lo que conocía, era una bestia completamente diferente.

Días de práctica: Encontrando confianza

El primer día fue pura supervivencia. No toqué los grandes saltos, pero seguí a algunas chicas por las zonas técnicas, tratando de entender el terreno. La bici se sentía sólida, pero mi confianza necesitaba trabajo.
El segundo día empezó mal con una caída en la primera losa de roca. Por suerte salí ilesa, pero me dejó tocada. Aun así, completé el Dirty Ferns stepdown y el Out Of The Woods jump, lo que me devolvió la energía. Rodar junto a Vaea, Cami, Hannah y Louise hizo todo menos intimidante. Ver cómo las demás también se empujaban a sí mismas fue clave.

El viernes sabía que probablemente sería mi último día en el circuito. Eso añadió presión, pero también motivación. Entrené el stepdown, y con un remolque de Harry Malloy finalmente lancé el On/Off. Parecía terrorífico, pero una vez en el aire se sintió perfecto.
El día terminó con un momento inolvidable: enviar el salto final de 21 metros justo cuando cerraba la práctica. No fue la bajada más limpia, pero la adrenalina fue increíble. Estaba eufórica y más motivada que nunca.

El golpe duro: Quedar fuera

Por eso dolió tanto enterarme de que no correría al día siguiente. Justo cuando había encontrado mi ritmo y vencido los nervios, me sentía lista para más. Pero con los entrenamientos limitados y la seguridad como prioridad, dos chicas y yo quedamos fuera del día de carrera.
Entendí la decisión, pero sería mentira decir que no me decepcionó. Quería otra oportunidad para alinearlo todo, para ir más allá, para seguir construyendo. En lugar de eso, tuve que quedarme al margen — orgullosa de lo conseguido, pero con hambre de más.

Energía del día de carrera

El domingo llegó el gran espectáculo. La lluvia nocturna dejó la pista resbaladiza, pero las riders la dominaron como auténticas campeonas. Ver cómo las chicas llevaban el nivel aún más alto — especialmente Louise Ferguson — fue inspirador. El público estaba eléctrico, y al final del día, pese al cansancio, la fiesta estuvo llena de buenas vibras y espíritu de comunidad.

Reflexiones sobre Hardline

Hardline me empujó de formas que ningún otro evento de freeride lo había hecho. Nunca había corrido downhill, así que simplemente estar allí fue un enorme paso fuera de mi zona de confort. Hubo miedo, dudas y también pura euforia.
Lo más importante: me fui con gratitud — por las mujeres que allanaron el camino, por el apoyo de amistades y equipo, y por la oportunidad de ser parte de un evento histórico. No marqué todas las casillas que quería, pero sé que llevaré este fuego conmigo a lo que venga después.